CHAMPIONS LEGUE

MANCHESTER UTD.4 - 1SCHALKE 04
GLOBAL (6-1)



Los mejores equipos de Europa están definidos e incluyen a un futbolista mexicano. Javier "Chicharito" Hernández, a pesar de no ver acción, y el Manchester United finiquitaron la Semifinal de la UEFA Champions League y consiguieron el boleto para la Gran Final a llevarse a cabo en Wembley.

El ímpetu y la ilusión no fueron suficientes para el Schalke 04 que terminó una extraordinaria participación y que tendría el privilegio de despedir al ícono de este torneo, la leyenda llamada Raúl González Blanco.

Al llevarse una cómoda ventaja de dos goles en el partido de ida en Alemania, el timonel del United prescindió de algunos elementos titulares como el delantero mexicano, Wayne Rooney, Patrice Evra, Rio Ferdinand y Ryan Giggs, situación que no fue problema para que los elementos del banquillo sentenciaran su pasaporte y pusieran la mira en el próximo 28 de mayo.

Sólo fueron 10 minutos en los que el partido se convirtió en un ida y vuelta en el que tanto los locales como los alemanes le pusieron nervio a la portería rival y convirtieron los tres tantos que definieron el marcador en el partido de vuelta sin que este alterara lo que ya había acontecido en Gelsenkirchen.


A los 25’ la defensa del Schalke 04 se rompió. Darren Gibson robó una pelota en la salida de los ‘Reales Azules’ para filtrar de forma estupenda a la diagonal que realizó el ecuatoriano Antonio Valencia para recibir la pelota y definir por debajo de las piernas del arquero alemán Neuer. Gol de ensueño para el sudamericano que en el primer partido de esta edición de la Champions League sufrió una terrible fractura y que hoy alzó la mano para buscar un lugar en el último partido del campeonato.


Todo terminó apenas seis minutos más tarde. Los pasajes para Wembley comenzaron a cotizarse a los 31 minutos del primer tiempo cuando Darren Gibson prendió un balón de fuera del área que no parecía llevar mucho, pero que el arquero del Schalke 04 atacó de pésima forma por lo que el esférico le pego en las manos para luego rebotar en el poste y meterse al fondo de su arco. Garrafal error que comenzó la fiesta en Manchester.


El equipo teutón, fiel a su espíritu, no dobló las manos y mostró una leve reacción cuando al 34’ convirtió el tanto de la honra. Luego de un centro al área que Raúl no pudo rematar, el balón quedó servido para Jurado, el español no la pensó dos veces y prendió el esférico para reventar el arco de Van der Saar y poner algún tipo de cuestionamiento al pase de los ‘Red Devils’ que no tuvo continuidad.


Para la segunda mitad, Ferguspn no movió sus piezas, conocedor de la ventaja de cuatro goles que tenía hasta ese momento, comenzó a pensar en el duelo del próximo sábado ante el Chelsea y su escuadra únicamente se dedicó a sobrellevar las acciones de un partido que parecía haber terminado en el descanso. Uno podría y no quería, Manchester United, y el otro quería y no podía, Schalke 04.


Fue hasta el 71’, luego de un gol anulado por fuera de lugar, que la afición encontró más pretextos para soñar en la cuarta ‘orejona’ en las vitrinas del Manchester United. El brasileño Anderson remató de media vuelta un balón que había sido centrado por Nani para anidarlo en la cabaña de Neuer y poner el 3-1 hasta el momento, pues la samba que comenzó Anderson le dio para poner el segundo en su cuenta y el cuarto para los ‘Red Devils’ convirtiendo el ‘Teatro de los Sueños’ en una auténtica sucursal del manicomio.


Así, la mesa está servida para que un ‘Chicharito’ aparezca en Wembley y aporte su potencial para poder cobrar venganza de la derrota que hace dos años el Manchester United sufrió a manos del Barcelona en el Olímpico de Roma, justo en la Gran Final del torneo continental.

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BARCELONA 1-1 REAL MADRID
GLOBAL (3-1)



Allí donde empezó todo. Barcelona volverá a Wembley donde en 1992 se hizo grande en Europa y disputará la Final de la Champions League tras empatar 1-1 en la vuelta de semifinales con Real Madrid y hacer valer el 0-2 de la ida, después de un partido intenso, pero sin tensiones, nada que ver con los tres anteriores jugados por ambos contendientes.

Los barcelonistas jugarán el 28 de mayo su séptima Final de la Champions, su tercera desde 2006. Se impusieron a un rival que cambió su cara, que luchó con sus armas, pero que fue inferior en el juego, a pesar de que tuvo su oportunidad en el inicio del segundo tiempo.

Los de Pep Guardiola apelaron a su seña de identidad, el futbol, frente a un rival que luchó con sus argumentos. Pocos se acordaron en el Camp Nou de José Mourinho, quien vivió el partido desde el televisor de un hotel.

El partido que cerraba la serie de cuatro, nada tuvo que ver con los tres anteriores encuentros. Un Madrid con un dibujo más ofensivo y la necesidad de marcar pronto para alterar el estado de las cosas y un Barça con el guión de siempre: posesión, control, sin alterarse.

Nada que ver el estado del terreno de juego. No estaba rápido, sino rapidísimo por la lluvia caída una hora y media antes y también durante el partido, lo cual facilitó aún más la viveza del futbol.

Y nada que ver el juego que desplegó el Real Madrid, que hoy demostró que, puestos a jugar a futbol, el equipo de Mourinho tiene muchísimos argumentos. Nada que ver con lo ofrecido en las tres anteriores ocasiones por los blancos.

En el primer tiempo, el control de la situación retuvo a los de Guardiola. Sin agobios, el Barcelona fue creciendo a base de posesión. El Madrid con Cristiano Ronaldo por la izquierda y Di María por la derecha intentó abrir mucho el campo, el problema para los blancos es que no tenía el balón y lo fiaba todo a una jugada eléctrica del portugués, como la que protagonizó nada más empezar el partido.

En cuanto los azulgrana empezaron a crear, el Madrid dio un paso atrás. La primera ocasión fue un tímido remate de cabeza de Busquets (m.22). A partir de entonces, el Barcelona se vio superior y rompió a los madridistas. Acabó con su presión en el centro del campo y empezaron a llegar las ocasiones. Además, empezó a aparecer Messi.

El argentino, jugando entre líneas, se sintió cómodo. Leo tuvo dos ocasiones muy claras, ambas fabricadas por él mismo y en ambas se encontró con Iker Casillas (m.32 y m.33), el mejor de su equipo en el primer tiempo.

El cuarto de hora final del primer tiempo fue un monólogo azulgrana. Desbordaba Messi, pero también Pedro y Villa por los extremos. Xavi empezó con su particular clase futbolística, Iniesta jugó cada vez con más espacios y los azulgrana empezaron a animarse.

Se rompió el Madrid desde la medular. Incapaz de mantener la tensión ante la velocidad de balón de los azulgrana. Villa y Pedro, en el 34 y en el 35, no atinaron ante la meta contraria, y Casillas volvió a demostrar su clase tras una gran acción de Pedro culminada con un remate raso de Messi.

El juego de precisión en ataque, el de cobertura en defensa del Barça sólo chirrió una vez en el primer tiempo. Una jugada a la contra en la que Cristiano Ronaldo se encontró con Iniesta por la izquierda, el centro del portugués lo detuvo Valdés sin problemas.

En una de las primeras acciones del segundo tiempo, Higuaín marcó, pero el tanto fue anulado, ante las protestas de los jugadores madridistas, por falta previa de Cristiano Ronaldo sobre Mascherano,

Fue el primer aviso. Presionaron más arriba los blancos, que dieron un paso al frente. Sabía el Real Madrid que para forzar la situación tenía que marcar pronto, pero ante el riesgo, quien pescó fue el Barça.

Una excelsa asistencia de Iniesta, un control orientado de Pedro y una definición perfecta puso por delante a los azulgrana. El 1-0 llegó en el minuto 54. Una jugada 'made-in-Barça', un tanto que ponía el listón imposible para el Madrid, un gol que acercaba cada vez más al Barça hacia la Final.

Pero no se rindió el Madrid. Un error de Mascherano habilitó a Di María, el argentino remató al palo, recogió el rechace y asistió a Marcelo. En el minuto 64, el lateral brasileño, el mejor de su equipo en el segundo tiempo, le había dado vida a su equipo en el único remate a puerta de los madridistas (1-1).

La estética contra la épica. En diez minutos, se vio más fútbol que en buena parte de los tres partidos anteriores. Sufrió el Barça, apuró el Madrid, ahora con Özil y Adebayor en el campo, y a un cuarto de hora para la conclusión, Guardiola le dio más solidez a su equipo: puso en juego a Keita y retiró a Villa.

Y el Barcelona fue matando el partido con suavidad, a base de control, ya sin arriesgar, intentando jugar en el campo contrario ante un Madrid que se fue quedando sin recursos, cada vez más consciente de que la suerte estaba echada.

A poco del final, el Camp Nou homenajeó a Abidal, que volvió a jugar después de ser operado de un tumor en el hígado a mediados de marzo, y estalló con el empate final.

El Barça volverá allí donde se hizo grande. El viejo Wembley vivió en 1992 la primera Copa de Europa del Barça. Tocó Stoichkov y remató Koeman a la red de Pagliuca. Desde entonces, dos títulos más, uno con Frank Rijkaard y otro con Pep Guardiola, uno en 2006, el último en 2009. El próximo 28 de mayo, otra nueva oportunidad.